Arribé a Furao debido a la operación de mi hija, me dijeron que aquí la podrían curar. Hablamos de lo que haríamos juntos al regreso. Eran dos intervenciones, una cada vez más riesgosa. Yo la acompañe en todo momento, en principio parecía algo sencillo, pero al pasar las horas fui notando las caras de las personas involucradas. Solo pensé que estos serían los últimos momentos con Sara ¿qué decirle? me fui poniendo helado y duro. Fue un momento único el cual no olvidaré, el tiempo se detuvo y su vida también.
jueves, 29 de abril de 2010
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